En la práctica se ha visto que cada nuevo trienio se convierte en una amenaza mayor para quienes vivimos en la zona de Teoloyucan y poblados vecinos.
Es claro para todos que los cambios del poder político y sus alianzas
han vendido provocando mayor criminalidad, con actos delictivos más frecuentes
y violentos.
Hechos que no podrían existir y prosperar sin que el crimen organizado y
el común mantengan acuerdos de colusión con servidores públicos, principalmente
aquellos que se ocupan de la seguridad y de sus superiores.
Mientras las administraciones municipales y del estado aparentan estabilidad ante los gobernados, los delincuentes transitan en paz por los pueblos, “como pedro por su casa”.
Y como no, los delincuentes
sabedores que no necesitan de grandes equipos para su seguridad, o para defender
su territorio, viven tranquilos, ya que su integridad, en mucho, les es provista
de manera formal/informal por quienes portan uniformes y licencia del
Estado para matar, torturar y desaparecer a quienes les incomodan.
En este círculo delictivo ninguna
de esas partes pierde –estado y delincuentes-, al contrario, crecen, se
reproducen y triunfan.
Los de a pie, los ciudadanos comunes, somos quienes ponemos los muertos
en esta guerra sin fin permitida desde los gobiernos federal, estatal, municipal
y procuradurías.
En este rio revuelto – que a algunos les cae como “Anillo Al Dedo”- solo
los malos ganan.
Por desgracia el municipio, quien se encuentra en la línea de primer
respondiente, no actúa a favor del ciudadano, por esa inacción-colusión, no se vislumbra
la solución al grave problema, sí, el incremento de los hechos violentos en los
días, meses y años por venir.